jueves, 31 de mayo de 2012

El emigrante



emigrante 
adj. Que emigra.
com. Persona que por emigración se ha trasladado al país donde reside.


El emigrante siempre piensa en volver, en voltear la vista atrás, en de pronto huir y correr y verse en el camino que recorrió muchas veces en el pasado. Por ello, se cuestiona, se hace promesas internas, cuenta los meses, las canas, los años, las estaciones, los inviernos cuando son de algún país tropical. El emigrante como yo, piensa en volver al país que lo vio crecer porque sólo allí, puede establecerse, sólo ahí podrán crecer sus hijos. 
Los inmigrantes con los que trabajo a diario cuentan otra cosa. Por supuesto, ellos pocas veces se dan el lujo de ser emigrantes con la posibilidad monetaria, legal y social de volver, en voltear la vista atrás, en estar en sus países de origen. Yo que soy una emigrante legal y documentada, cargo conmigo el privilegio de saber que puedo volver cuando quiera. Cuando pasa algo como alguna matanza, una protesta, la esperanza de tener tiempos mejores, cuando suceden cosas que me emocionan hasta las lágrimas la nostalgia se triplica y uno cree que es momento de volver y luchar por la patria. El país se transforma en eso, la patria, la nación, la cuna, el orgullo, la causa perdida más justa y poética. Para mis queridos migrantes también lo es, pero son más realistas que uno por pocas pero concisas razones. No han perdido la memoria sobre lo injusto que fue el país y lo cabrón del sistema discriminatorio el cual simplemente los expulsó por no hacerlos merecedores de sus desiguales oportunidades. A mi no me expulsó nadie, al contrario, me hicieron lugar para tomar vuelo y lanzarme. 
El emigrante como yo quiere buscar algo mejor para si mismo; quiere todo en la vida y quiere al mismo tiempo lo mejor para el trampolín que es su país. El que se quedó atrás.  Quiere comerse al mundo mientras descubre quién es y adónde tiene que ir. Quiere seguir caminando por las vías del primer mundo pero ver mejor a su tercer mundista país (al menos yo quien amo el tema y no me vendido al marketing claro). Los emigrantes privilegiados somos de alguna forma unos doble moralistas egoístas dramáticos. Tengo un pie en la dolce vita, el confort de la vida clase media feliz mexicana y el otro en ese edén inexistente que da la vida de privilegio y lucha que me permitió emigrar. Aunque sé que jamás será lo mismo, sigo diciendo eso, porque aunque jamás igual, mi vida es de sacrificios. De pasar muchos años màs, me volvería en un desarraigado, y en eso coincidiría con los inmigrantes indocumentados. 
¿Qué fuerza ganará entonces? ¿Cuál será mi trampolín en el futuro? ¿México DF o Nueva York? ¿Me adaptaré como verdaderamente no lo he hecho? Me conozco cada vez más pero me cuestiono mucho más. Me quiero mucho más ahora, y aunque veo en mi una de esas etapas que tenía a los 24 años, no le veo los tintes patéticos de ese entonces. Quizás simplemente vuelva y cumpla con mi sueño de vivir en la roma, de tener n plantas en mi cocina, de pegar fotos sobre una pared entera, de instalarme, de comprar una propiedad, de ver qué sigue. Quizás decida que debo emigrar a otro país, de seguir usando los idiomas que hablo incluido el "bull shit". Quizás deba seguir a alguien por amor, quizás deba seguir haciendo lo que hasta ahora que es estar comprometida con mis propios inmigrantes. ¿Cuántos quizasés faltan? ¿Cuántos volveraempezar siguen?


Y sin embargo me gusta saber que estoy saliendo airosa de un volveraempezar tan peludo. Soy una persona privilegiada y le debo mucho a la vida, a mis papás, a esta oportunidad. Soy una mujer empecinada, y me doy cuenta tanto en los deberes diarios como en lo laboral que he crecido y que pocas cosas me dan miedo (me da miedo el mil pies que me está mirando eso sí). 
Mientras uno piensa en el pasado, en el futuro, no hay que olvidar que se vive el presente. Y como dice la canción más más más de moda en la ciudad más increíble de la costa este, esta noche somos jóvenes (aún), así que vivamos, quememos al mundo si es necesario. Menos a México, a ése sí nadie lo toca!