miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿sin respuesta? siga comiendo chocolate


Esta noche escucho la música fuerte para no pensar en las preguntas que tengo en mi cabeza.
Una época de ésas. Una de esos periodos como muchos aquellos. Es el privilegio del burgués.
Cómo dice una amiga muy querida cada vez que nos encontramos sin respuesta alguna para nuestras interminables preguntas, nuestras quejas, nuestras letanías, el incansable cerebro contradictorio, el corazón imbatible, o ante nuestra interminable insatisfacción del ser: sigue comiendo chocolate.
Acabo de ir a México por unas largas semanas. Volver a NY (mi casa aún) siempre es costoso, pero ha sido un gran viaje, vi contenta a mi gente y ha sido un aprendizaje entender que todos vamos más o menos en lo mismo, encontrando nuestros caminos. Cómo ha tomado tiempo encontrar nuestros caminos, ¿no?


Las batallas siguen y afortunadamente a pesar de la crisis habitual de cada dos años, me siento lista para la siguiente. Como siempre, toca evaluar un poco los últimos tiempos y definitivamente he tenido mis pérdidas y mis ganancias. Notar que puedo tener una relación de adultos como gente complicada pero vital para mi, como mis padres, me hace sentir orgullosa de mi educación (la emocional obvia, la otra ni hablar). No me arrepiento de nada, de ninguna de mis decisiones, incluidas las menos populares entre mis amistades. No me arrepiento de seguir aquí, de rechazar hombres que me amaban, de no tener prioridades económicas, de no sucumbir ante las sonrisas seductoras y macabras de amigas aduladoras, de entrar en espirales de envidia, y tampoco me arrepiento de dominar los fantasmas más sensuales, aquellos de las inseguridades... no me arrepiento de nada aún. No me arrepiento de creer en lo que hago. Veo venir un periodo para quitarme nuevamente una capa de piel, de retos de búsquedas de honestidad ante mi pantalla blanca o mi cuaderno nuevo, de nervios ante un público exigente.

Pero he crecido y he logrado ser un adulto, con muchos miedos y dudas, pero con dignidad y satisfacción. Seguiré comiendo chocolate para el caso, o kale, uno de mis favoritos para el alma.