Octubre es sin ninguna razón particular mi mes favorito. En las ciudades donde se nota la transición de estación a estación es evidentemente un gran momento para notar el cambio en el color de las hojas, el solecito que calienta sin sofocar como aquél del verano, y aunque empiezan las lluviecitas frías y se sienten los miserables vientos golpear la cara, todo es fácil de sobrellevar pues el otoño es bonito y casi poético. En efecto, nada pesa tanto siempre y cuando una pueda lucir las mejores prendas del otoño. Las botas, los vestidos cortos con medias sexys, las chamarras pequeñas de piel o en su defecto el plastipiel, el gorrito coqueto pre verdadero frío. Es en definitiva la mejor época.
También es el mes de los libra. Muchos de mis más bellos y sexys ex novios son libra. Sin duda el más agradable de mis libra (4 en total) fue el francés. Lo que más me gusta de los libra es su ecuanimidad, tranquilidad, serenidad, seriedad sin intensear y pocos dramas (hubo una excepción y él lo sabe), es decir, su casi autismo. La relajación natural de estos seres, exquisitos en la mayoría de los casos por cierto, combinaba a la perfección con mi turbulento ser típico capricorniano caprichoso, insoportable y nefasto. Y sin embargo, todos mis libra se reían de todos mis chistes, les encanta mi turbulencia y mi pasión por las causas perdidas -aunadas a mis bubis supongo- les parecía muy sexy. Setsi.
Mis amigas libra son viejas chingonas con personalidades hermosas y que saben cómo alegrar mis días. Entre ellas, mi hermana Kiki quien realmente ha logrado ser muy sabia, además de divertida y sensacional. Ella y las demás son de estos seres ecuánimes, reitero, con quienes he logrado un balance perfecto. Por todo esto, octubre es mi mes favorito (2 de octubre no se olvida), porque durante sus días nacieron muchas de mis personas más queridas (Espías no se pongan celosas, uds son lo más de lo mátsimo!).
Es mi tercer octubre en NY y he de decir que después de pasada la etapa de depresión post rechazo, veo la vida distinta. Para empezar todos opinan que esto es lo más normal del mundo. No estoy pasando por nada nuevo pero no debo sentirme chinche tampoco. De por sí es difícil y si a eso le sumo mis madness, pues estoy jodida. Entonces es cierto que he modificado mi perspectiva con la que veía esta etapa. A veces me desespero y pienso que lo mejor es hacer mis maletas pero entonces veo todo lo que tengo, y quiero rehuir de dicha obligación! No soy seria! Pero entonces empece a tomarle más gusto a todo lo que hago porque obvio podrían ser mis últimos meses aquí.
Lo que es cierto es estoy viviendo una etapa que nunca más en mi vida viviré igual. ¿Cuándo volveré a tener esta falsa libertad? ¿Cuándo volveré a ser tan pobre como ahora? Y siendo pobre, ¿cuándo volveré a vivir de la piedad de los extraños? En serio, tengo menos de 45 dólares en mi cuenta (Bank of America me quiere matar con un saldo de 10.35) pero me la estoy pasando mejor que nunca. Mis mejores amigos se fueron y entonces me di color también que hay vida después de la codependencia. Eso ha sido grato para mi. Me demuestra que todo es cuestión de adaptarse y ser valiente. Así tengo que serlo con esta búsqueda de... pues de lo que sea.
Esto es como cuando el niño gordo en la escuela te ataca en los recreos, todos los días. Y todos los días te toca levantarte (bueno mal ejemplo con todas estas muertes por el bullying, pinches gringos!). Un día en mi tierna infancia, un pendejito francés de nombre Jérôme (como el novio francés del cual ya hablé de hecho), un pelirrojo con pecas vino a la casa. Era como 1986, en serio, y el patanete entró a nuestro cuartito donde la Kiki y yo disfrutábamos de la imaginación y el idiota que agarra y pateó mis barbies!!!! Otro día volvió a hacerlo estando en el recreo de la escuelita. Temo que en ese momento no habían barbies involucradas, pero el idiota destruyó con su patada la casita soñada que yo había construido. Es más un día estábamos jugando con las niñas de la cuadra (seguro las portuguesas o Sylvia o la otra de uno de esos países del Medio oriente, israelíes o musulmanas -porque yo siempre fui pro paz), y jugábamos con gusanos (les vers-de-terre). Sí, ya les teníamos hechas sus camitas y todo. Bueno, seguro ahí fue el patancito de mi hermano Hugo (quien era adorable en ese momento) y quien llegó como torbellino con su cuerpecito de niño de 5 o 6 años y sus chinos locos a aplastar toda la diversión..., pero así es esta época.
Una tiene entonces su castillo en el aire (o su casa de Barbie hecha con una caja de zapatos que la mamá pintó de rosa para ti) y zas zas zas culero llega un vientecito y lo manda volar literalmente! Y ahí voy con mi cara de Nilbia (lentes y dientes nuevos) de 7 años a recoger los rezagos que el tal Jérôme dejó tras su malvada patada. Así me sentí. Pero así es ésto!
Y entonces en mi tercer octubre en esta ciudad he vuelto a mirar con amor lo desconocido del mundo y de mi misma. Soy una burguesa y me sigo dando siempre duro, torturandome porque me siento muy vieja para vivir un momento de redescubrimiento de mi misma, pero ¿qué le voy a hacer? Así se conectaron los planetas para que me siguiera pasando en octubre, mes de la metamorfosis. Es poco a poco.
Por allí aparecieron además otros elementos interesantes que hacen que mi mes pinte mejor que nunca (como hombres que me pagan las cenas). Uno de ellos -ya en serioooo- es que debo entregar el trabajo que le debo a mi still patrón! Osea, a ocupar parte de mis días.
Espías, cuando les vuelva a escribir por BB o gchat sobre la madness que se aproxima, me remiten a este post por favor. Si bueno, gracias!