domingo, 27 de junio de 2010

Porque amo el drama


Hoy fue uno de esos días. Hace meses que no me topaba con uno de ellos de hecho. Todo tiene su comienzo y definitivamente lo primero que hice hoy fue despertar tarde con dolor abdominal. Luego, antes de bañarme para ver el partido -lo hice porque creo en la función social del pan y circo a la romana- me enteré de dos muertes de amigos de la familia por ejecución.
Luego perdimos, y yo lo miré con mis ojos pensando, y lo peor es que hay gente que ni la debe ni la teme que realmente esperaba una alegría de una oportunidad como ésta. No la clase intelectual o aquélla fracción de gente adinerada mexicana que se la vive presumiendo su apatía política (claro tienen todo de todas formas) y que claro aborrece el fútbol. Hablo de otra, la mayoría.
Luego, le mandé un mail hirientísimo a alguien que me quiere a su tierna y joven manera.
Lo hice creyendo que tenía la legitimidad de creerme superior emocionalmente por el simple hecho de ser mayor que esa persona. Y me pidió disculpas por lo que hizo, y yo por excederme.
Y aún así, a pesar de la monotonía de una pelea tonta entre dos personas que parecen empezar a quererse, siento como una piedrita en mi corazón porque hoy es uno de esos días.... en que todo duele de alguna manera, y en la que quizás sólo el Dramamine podría curar a una drama queen.
Uno de esos días en los cuales uno debería poder dormirse todo el día y olvidarse de ser uno mismo, de abrir la boca, de recordar los prejuicios.
Y claro, no es el drama, no son esos días, es mi simple prejuicio contra la nilbia vieja de los veintitantos... No me ha hecho bien odiar la juventud. No porque ahora me niego a querer a uno de sus miembros más avanzados para esa gloriosa edad que suelo vejar tanto. Enredada en mi propia trampa. A continuar.
Y termino escuchando Echo and the Bunnymen, all because of your days, nothing gets you up, nothing gets you high, everything just comes to this final mistaken rhyme.

2 comentarios:

Atzimba dijo...

¡nena!

Pues no siempre podemos ser lo que deberíamos ser y a veces volvemos a ser lo que éramos. No te achicopales. Lo chido de los 20s es que las cosas se resbalan con mayor facilidad... o sea, estos desplantes.

¡Besos!

Trendy dijo...

Enredada en tu propia trampa, presa entre las redes de tu propio poema...