martes, 17 de agosto de 2010

1998


Hoy estuve sentada en una sala por más de cuarenta minutos. Enfrente de mi, un individuo me sostuvo la mirada. Yo sabía quién era y seguro él desconoce quién soy. Ignoro por qué me miraba, quizás observaba mis labios color rojo que tuve a bien pintarme en el metro. Al lado de mi, un amigo, un viejo amigo de hace doce años. Nos miran porque estamos hablando fuerte, mencionó. O tal vez porque traes los cachetes muy rojos, añadió. Claro, en el metro y sin abanico, qué esperaban concluí. Minutos más tarde, escuché su nombre y confirmé que sabía quién era. Afuera comí un helado con mi primer novio. Un novio de los noventa y quien conoce todos mis viejos amigos y quien dijo que no he cambiado nada. Sólo que ahora tengo nuevos ojos y que sí, no me ve potencial de novia celosa. Mientras le iba contando qué había sido de mi vida en los últimos ocho años que no nos habíamos visto pensé en todos los nombres que le di como referencia a mis últimas aventuras. Sí, fue mi amante, un novio que tuve, uno que me follé, quería con ése, puros nombres de hombres. Comí en el mercado de la calle Pachuca con mis amigos del internship. Cené con una vieja amiga, guapísima a sus cuarenta, y me hizo diez mil cuarenta y un preguntas sobre mis decisiones, mi vida, el futuro. Dijo que lo hacía en el nombre de su experiencia. No sé si fue muy dura o tiene traumas pero dijo que me veía con una gran falta de compromiso hacia el sexo opuesto. Pues por más que le pedí ejemplos claros y matemáticos no me dio más detalles, pero por lo que entendí no aceptó que le dijera que si estoy sola es porque así lo quiero, aún con un judío de fan, aún cuándo aún llamo la atención de desconocidos conocidos, y aún cuando recibo propuestas indecorosas de ex novios de mis tiempos de virgen. Pero ella no pretendía hacerme entender que soy una amargada, la verdad no lo soy, una amargada no tendría mi capacidad de sentir empatía, ni de llorar, ni de festejar una buena noticia nacional en el radio, o de sonreirle a viejillos o a los perros en la calle que no? Entonces yo trataba de describir -y descifrar- qué caracteriza la crisis de los treinta para mi y para mis 3 mosqueteras/espías favoritas (wof wof wof wof, chiste local) pero ella con la batuta de sus diez años en los treintas más que bien vividos, vividos eso es lo importante, me planteaba la vida de una forma distinta.... como si fuera fácil vivirla. Así me pareció, sólo es cuestión o de atinarle, pero no entendí si se le atina, o si te dejas llevar y luego dices a posteriori que justo le atinaste. Me quedo con esa duda. Pinche CIDE mamador y la lógica.

Fue la novedad del día, eso y los viajes al tiempo y a las dimensiones desconocidas en espacio y realidades. Por ello, un viajecito al pasado pasadito en la prepa de mis amores, total, hoy vi a mi primer amor, aquel que nació entre mis maestros franceses, mi adicción por el boom latinoamericano y Pabellón Polanco donde además de todo, cené hoy. Y he aquí una de mis canciones favoritas de mis catorce/quinces. When you gonna make up your mind, quince años después sigo sin saber....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantó el relato del reencuentro... en cuanto a la experiencia de nuestra querida amiga unosañosñayor, creo que es muy bueno compartir la experiencia que traen los años, pero creo también que hay cosas que uno necesariamente tiene que vivir para entender. Tal vez tu compromiso con el sexo opuesto no está definido, pero el compromiso contigo misma, sí lo está. Y muy probablemente nuestra amiga lo está descubriendo apenas (no quiero emitir juicios de valor, que conste). Tal vez el secreto es encontrar el equilibrio entre los dos. Ve a saber. Besitos. TTT

Atzimba dijo...

Nena:

¡Qué lindo post! Me agradó, me agradó. Pues mira, de los consejos como de la moda: sólo lo que te acomoda.

Besitos,