Saben a qué me dedico? A platicar, a charlar, a argumentar, a descifrar, a charlatanear, a atinarle, a asumir, a hablar sobre lo que pasa por la mente ajena, a tratar de entender la inteligencia emocional (la chaqueta mental) y eso hace que pierda considerables montos de tiempo. Pero cómo lo disfruto eso me hace tan feliz. Eso hago y eso debí hacer desde el principio, ser locutora de radio de programas chatarra para la mujer adulta contemporánea.
Hoy le escribí a una amiga un mail preguntando si le gustó el evento que organizó mi asociación durante meses y meses. Después de varias lineas institucionales que me armé de valor y le pregunté por su encantador amigo que hace un doble master en escuela de políticas públicas y negocios y con quien fui a tomarme una cerveza el viernes pasado tras encontrarnos en la calle. Yo venía de lo más cateada, el cabello hecho un desastre pero sabiendo que le gustas a alguien pues un esfuercito vale la pena. Pero me atreví por eso porque ése es un tipo inteligente que no le teme a estar frente a una mujer más alta que él, con personalidad e inteligencia (como yo claro jaja).
Entonces esa es mi rutina entre los metros A, G y F, platicar y ser patéticas, insisto, pero así sabe la vida mejor.
Acabo de colgar con mi amigo Villarino con quien también tengo conversaciones de lo más trascendentales del tipo si el asistente de mi profesor en SIPA -su escuela de él- (ahora tomo una clase en Columbia no más por presumir) sale o no con alguien, y otras del tipo qué y cómo decirle ciertas cosas a una mujer. Mi vida se ha convertido en una sarta de pláticas elementales para la reforma estatal, es decir, es una patraña pero la vida banal tiene su chiste y es una delicia con las personas indicadas.
Es como platicar con mi espía más ecuánime y enfurecerse por la existencia en esta vida de cierto tipo de viejas que son de lo más pendejas y mimadas y que usan esa estrategia para llamar la atención y generar hasta la más evidente lástima con las personas y en particular con los hombres. Los únicos que no ven la estrategia son los pendejos hombres. Y ya sé que ya hemos hablado de esto en el pasado y que nos aburrimos del mismo tema, pero es que esto es terrible pues indica que aunque pasen los años en nosotras y en nuestro alrededor, siguen existiendo y siguen creciendo estas mismas tipas mimadas, pendejas, que navegan con bandera de idiotas y se hacen las retrasadas mentales para obtener lo que quieren. ¿Qué pasa con las mujeres que nos conocemos, que sabemos tener límites, que sabemos decir NO, sí sí aquéllas que nos respetamos, que nos valemos por nosotras mismas? Qué pasa con el género contrario que es tan imbécil a veces que cae en la trampa de esos ejemplos del género femenino cero digno de pertenecer a mi misma identidad? NO, a nadie se le ocurra compararme con una de esas pendejitas sin capacidad para valerse por si mismas, que son falsas, que se compartan como quiera el guey para quedar bien, que se hace la desprotegida... ¿Por qué simplemente los hombres prefieren estar con una tipa medianamente mediana y no una mujer de verdad que conoce su cuerpo, su cerebro, su inteligencia emocional, sus paradojas, que asume que le gusta igual Madonna en los 80 que the national? Una mujer de verdad que se gusta que se respeta que se quiere que se sabe chingona.
Pues más vale sola que uno de esos hombres que las prefieren brutas. La canción de Lisa Loeb es genial, me gusta sobre todo la parte en la cual patalea y que nosotras cantamos a todo pulmón. Hoy la pusimos en mi casa llena de viejas, la pusimos unas cinco veces (porque les conté que compramos un boombox pa nuestra última fiesta del pasado 8 de octubre?) y cada una de las veces que la pusimos fue más disfrutable que la anterior. Por eso hoy le dedico este poema de amor a las mismas de siempre, siempre suya de uds mis espías. A los hombres que las prefieren brutas, pobres de uds, porque estando con ellas nunca sabrán que es disfrutar de la vida, ni tampoco que es comer despacio, que es dormir profundamente, que es enfrentar sus inseguridades, miedos y cobardías. No estarán con una mujer de verdad.
3 comentarios:
Apelan al instinto para proteger que tenemos los hombres. Bueno, yo no lo tengo muy desarrollado, pero si. Creo que se siente bien sentir que es el hombre fuerte y seguro y que resuelve problemas. En mi caso eso no aplica desde hace mucho, pero te entiendo. Generalmente el bruto soy yo. Demonios, tal vez no me sienta tan mal precisamente por eso!
http://www.youtube.com/watch?v=hMjIQ6Vf4f0
Manis, sólo para saludarte porque hace años que no me metía a tu blog, es que ando en eso de los datos personales y me tiene muy ocupada el asunto.
Te mando besos, y al diablo con las mujercetas esas que describes, que más que apelar al sentimiento proteccionista del hombre, apelan a sus chichis, suyas de ellas, lo que sí les encanta resguardar y mimar a los hombres.
Agri
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