Es decir, he aquí mi nueva teoría basada en el Pesimismo.
Si algo aprendí en estos años es a perderle la fé a las relaciones sentimentales a los veinte. Para mi, durante los veinte se es mega pendejo. Perdón qué pena, pero uno no debe creerse mucho a los veintes. Quizás tampoco a los treinta, pero cuantimenos a los tiernos veinte. Me da pena decir eso pero no se casen a los veinte, no va a funcionar, eventualmente terminarán. Y a los treinta? A los treinta da flojera y punto. Da flojera dejarse conocer. Es demasiada inversión, tiempo, y no hay garantía.
Osea, el Estado no sólo debería proveer de terapia para todos, pero debería prohibir los matrimonios a los veinte. Que vivan juntos, que se deschonguen, que entiendan lo qué es romperse el hocico de dos, ach pero no se casen tengan creaturas y luego ahí sí se arruinan la vida. Arruinarse la vida es no poder sacar sus frustraciones del cuerpo y mente. A los veinte? qué desperdicio.
--------------------------------------------------------------------------reloj no marques las horas------
Este frenesí de depresión tropical en un día con temperatura de 3 grados en promedio es como darle una patada a la pequeña plantita que crece en mi ventana de mi casita en mi ejido emocional que está empezando a ponerse muy verde y bonita y todo ese lado chulo de haber dado con un milagro. Pero es que que que... no sé.
Bueno, ahora que razono, y que me acuerdo de mi futuro esposo (jajaja qué tal) me largo con una sonrisota a mi cama porque no dormí anoche.
Pinche Blue Valentine la mierda. Sí me gustó la verdad pero genera madness, vaya ya era hora que volviera.
1 comentario:
Nena:
Tienes la boca entera de razón: a los veintes somos retependejos y a los treinta ¡qué hueva!
Te quiero,
Atzimba
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