jueves, 10 de marzo de 2011

Esta mujercita

La verdad es que sí estoy entrando en una crisis. Cosa que es buena y es mala al mismo tiempo. Es mala porque la crisis es la crisis, hay altibajos y puntos de suspensión a todo lo largo del día. Pobre Eleazar, pobre Norma, pobre Clara, pobre de todos los que pasan tantas horas conmigo y que deben soportar la montaña rusa de locura, de madness, de querer un trago a las 12 del día para poder enfrentar lo que se viene. Es, no obstante algo bueno porque la crisis es la ventana de oportunidad por excelencia en mi vida. Las crisis son, como para los países asiáticos, una fuente inagotable de esos momentos para apretar los dientes, subirse bien las mallas, ponerse los tenitos y lanzarse como el borlas a enfrentar a los monstruos. ¿Qué no?
Dos personitas en particular vinieron a mi rescate tras mi anterior post y les agradezco sus palabras, me hicieron pensar muchísimo. Gracias chico y chica.
Mi vida está a dos meses de volverse una transición, y las transiciones son por naturaleza como esos corredores en los aeropuertos, largos, lentos pero que impulsan a ir para adelante por conducto de su propia fuerza motriz. Así que ya me jodí, pues de aquí hacia al futuro esto irá de prisa e irá, no hay vuelta atrás. Sí, yo he conseguido ser la persona que quiero ser, saber qué odio y qué amo de mi, y sobre todo a amarme y no odiarme.
Ahora me falta esta etapa... ¿y la ansiedad? Pues todo, el dinero, la competencia desleal de los gringos, saber moverse en el mundo de los contactos, entender que el futuro puede estar en un lugar totalmente distinto al que uno se imagina en sus más rosas expectativas. Yo en particular no estoy peleada con la idea de volver a México, esa es mi primera batalla ganada. Al contrario, nunca he negado cuánto amo el objeto de mi eterno y dramático afecto, mi país y sus pedos. Sin embargo, me gustaría conquistar otras cosas antes, y sí por qué? Intentarlo, y esas batallas que de no ganarse, pues pasa nada. NO? Tengo planes en México, y no he quitado el renglón de vivir en el DF y eventualmente llevar mis hijos con la Victoria al Liceo Franco Mexicano. Pero me conozco porque esta mujercita se conoce bastante y se sabe agarrar los huevos en casos necesarios y he decidido volver a terapia porque es mi aceitada anual. Sí porque tomar decisiones, enfrentar la madness es mejor de la mano de un metiche especialista, tarán! Entonces me doy chance y respiro y acepto que se viene una etapa dura para mi simplemente porque mi cerebro es de ésos que se gustan torturar, preocupar mucho y demasiado por cosas que no están quizás en mis manos, y como dice mi amiga Lucia, "sos demasiado dramática".
Sí, es cierto, jiji. Je suis fatigante, pero al mismo tiempo soy genial!
Y saben qué es lo mejor? que en unas horas estaré en piso mexicano, pedí expresamente ventana para mirar mi ciudad tan querida iluminada, kilometros y kilometros de luz, y emocionarme al ver su extensión y ser feliz tan sólo por estar ahí.
Veré a mis amigos más y más amados del mundo, aquéllos que me han querido tantos años, quienes me han visto crecer y me han ayudado en todos los sentidos. Por fín veré a mis padres, mi abuelo, mis tías, a mi familia a quien extraño, y lo mejor del mundo, sentiré el sol y comeré todas las chingaderas que me de la gana. Volveré a ser la rufiana que siempre soy en el DF ahora con cabello larguísimo, con ojeras, pero igual de traviesa.
Estoy contenta porque nunca he estado tan ansiosa de volver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=qJaZ1IIdwgU