Pues porque los hombres o mujeres, depende de sus intereses claro, siempre llegan, no se hagan, hombres y mujeres en el mercado hay por doquier. Que llegue uno o una que cumpla con lo que nos gusta está cabrón. Y eso para las mujeres como yo, las exigentes que sabemos qué no nos gusta y qué nos caga. Eso sí, ese conocimiento sólo se adquiere con la edad, sino, favor de remitirse a sus piltrafas de ex primero segundo tercer etc. de novio.
El punto es que asumamos que todas las mujeres (aquéllas con caballos salvajes, lentos, desesperados, intensos, o de hueva) se hacen esa pregunta pues en la vida venimos y está bien, pretendamos que todos acabamos en pareja. Pareja no te sientas aludida, hablo de la pareja hombre mujer, mujer hombre, hombre hombre, mujer mujer, mujer chango (osea hombre).
Entonces, vamos a poner un ejemplo arbitrario de una persona que terminó con relación y que analiza qué espera de la vida ante el vacío que produce haber terminado y que se pregunta viendo la luna y ahora quién conducirá mis salvajes caballos? Ese ejemplo claramente seré yo porque de dónde saco otro caso a estas hora? Aunque el detalle a cambiar en el enunciado de este ejercicio es que no terminé con relación, más bien decidí dejar de salir con mis dates.
Yo, el ejemplo arbitrario, sostengo y sé que cometo pecado con ello, que soy una mujer interesante. Peco de sincera y de pretenciosa lo sé pero así son las cosas. Soy una mujer interesante, inteligente, llena de defectos físicos como emocionales, pero muy segura, sexy, simpática y me las arreglo para sobrevivir y lucir en la gran ciudad que es New York. Para ello, tanto mis papás como yo (y distintos gobiernos y transacciones internacionales de países varios) hemos invertido mucho en mi aprendizaje, mis habilidades y puesto mucho empeño en mi buen gusto para vestir, portar accesorios y ponerme lindo maquillaje y sobre todo para tener los huevos de entender qué quiero hacer profesionalmente en la vida y buscarlo de forma exhaustiva. Como ya he dicho una y otro millón de aburridas veces, yo he invertido igualmente muchísimo en mi educación sentimental como bien la llamó el papacito de Flaubert. Tan es así que ahora que he podido salir con hombres diversos, he podido poner en práctica mi supuestamente nuevo sentido de la sensatez, la tranquilidad emocional, y la ecuanimidad. Y he aquí los resultados:
Me aburro (sí, del verbo aburrir) Me aburren
Sensatez, qué gran palabra. Emma Bovary se aburría eternidades con su pasguato marido, no por menso pero porque pues así era, y la vieja le acabó poniendo los cuernos no una, sino varias notorias veces. Emma solía leer las revistas de la alta sociedad y soñaba, literal con el príncipe azul y peleas a sablazos, duelos y n cantidad de pendejadas. Yo no soy como Emma, pero la neta, la amo. Habrá sido una mujer hueca según Flaubert, era una mujer demasiado mujer para Charles, su guey. Por rebelde.
Entonces la aburrición... La verdad sí, es rico y bueno no ser la loca de la "relación", la turbulenta, la pasional, la intensa, la gritona o la llorona. Aunque, soy todo lo anterior. Qué dato más curioso que un hombre venga a hacerme a mí los tanguitos, y me haga panchos por x o por y. Resultando que lo x o lo y son meros actos que demuestran la seguridad en mi misma, mi independencia y mi bella alocada forma de ser. O porque son más inseguros que yo, más represores con sus sentimientos, más intensos, controladores, porque soy menos cobarde yo con el mundo emocional que ellos. Es decir, en pocas palabras y dejo de lado las causas por las cuales prefiero no volver a aceptar una cena gratis (porque me satisface más ver a Mad Men en mi confortable, amplia y solo-para-mi-camita), es simplemente que estos hombres no me vuelven loca. Es que no necesito al tipo más carismático, pero necesito alguien que haga que mi cerebro quiera lamer sus cerebros también. Inteligencia emocional incluida.
Mucho talento y muchas habilidades tiradas a la basura y no gracias, prefiero seguir cultivando la sensatez. No me vuelven loca y por ello me aburren y por eso prefiero estar sola y aceptar que si estar con alguien va a ser así de amargo, prefiero no engañar a mi marido como Emma, pero sí ser una guapa y atractiva solterona porque la soltería combina con mi sensatez. Si no prenden mi pasión, no vale la pena darles a probar de estos caballos salvajes.
Protesto y antes que muerta de aburrición prefiero limpiar el muy despreciado estatus social de "soltera". ¿Por qué ser soltera debe ser malo? Yo personalmente admiro mucho a una tía en particular que decidió no casarse, y era guapísima, inteligente, sensata, con clase y porte, gran gusto y quien se hiciera sola profesionalmente llegando a ocupar los puestos más alto de una compañía, que sabe qué copa usar para el vino blanco, el tinto con qué tenedor comer la ensalada con qué el otro el escargot y que nunca insulta o emite juicios de valor así nomás porque ella tiene clase. Fina y ecuánime por su naturaleza. No me cabe la menor duda que decidiera un día no casarse porque pretendientes no le faltaron. Pero es claro que no le llegaban a los talones.
Ahora bien, sostengo y pecaré nuevamente de filósofa de bazar (pero me encanta esa profesión junto con ser espía) que debe existir en el mar lleno de peces, un hombre que ya pasó por estas crisis por estas etapas de conocer el fracaso emocional y que las enfrentó con el ego por los pisos reconociendo su lado de culpa sus puntos débiles y sobre todo su dolor y sufrir sin temor a pedir ayuda y quien dignamente logró salir bien airado de estos putazos de la vida y que está dispuesto a apostarlo todo nuevamente por y con una mujer interesante, inteligente y con educación sentimental. Un hombre que sepa amar al mismo tiempo que sepa ser una chingonería de persona aunque no esté en África salvando gente y que le de su lugar a un cerebro como el mío y el de mis viejas (ay porque si me quiere a mi, debe querer a todas mis amigas). Un hombre con quien se pueda negociar, poner limites, buscar salidas antes de herir de a gratis, un hombre con educación sentimental. Dice mi guapo amigo recién separado que eso lo digo porque no estoy en una relación y que seguramente estaría dando de patadas y mi educación sentimental la mandaría al carajo. ¿Será?
No lo creo. Pero a esta altura del mes y del post ¿qué importa? Lo importante es que la moraleja de la canción de protesta puesta en práctica por medio de este ejercicio es que damitas, no hay por qué temerle a conducir solas estos caballos, uno es su mero jinete.
Asumecha!! ora sí estoy lista para mi non profit. ¡Agárrense damas desesperadas! ¡Agárrense nomás!