Tengo sólo dos nuevas costumbres por lo visto: escribir en lunes, y escuchar The National. Con su música concuerda mi estado de ánimo en el periférico todas las mañanas. Como que disfruto estar somnolienta y al mismo tiempo estoy casi dramática al no tener mis 3 cobijas hechas en Chimalhuacan, Edo de México.
Pero chicas The National y sólo escribir en lunes son los menores de mis problemitas. Mis problemas son los canales de mi cara. Hace unos días cumplí los 30 y medio, es decir, ya estoy más hacia los 31 que a los 30. Pero qué diablos, si aún doy el gatazo. ¿Qué es dar el gatazo? Es, a media luz, un cuarto volteada a 2 km, o por skype, luzco radicalmente hermosa. Miento, quiere decir que si me esmero, luzco mega hermosa. Pero rasquenle ahí nomás tantito y verán las fallas mecánicas. Ni hablar de la condición física o la urgencia de tonificación. Ciertamente hay elementos a mi favor, como mi inmadurez, mi buen gusto al vestir, mi indiscutible prepotencia musical, mi forma de echar el coche, mi incorrección política, mi risa indiscreta, mi falta de tolerancia a las nuevas generaciones, mi fanatismo por los Mosqueperros, que me hacen ser no sólo una dama especial, pero una adulta contemporánea divertida.
Sin embargo, hay algo que me tiene al borde del ataque del pánico. Algo que ni las abdominales podrían quitar. Algo paradójico. Primero que todo, espías, yo solía tener muy marcadas las arrugas de mi frente, aja, porque tenía esa costumbre de subir los ojos para expresar desde chisme chisme hasta chale lo mataron? Entonces pues estaba bien fregada, plus la llamada genética de mi frentón arrugado padre. Y al cumplir los 30 decidí invertir en mi belleza y dicho día aún nevando fuí al Macys de la 34 y salí feliz y airosa con mi kit Origins. Cualquiera que me veía antes podría decir que he mejorado tremendamente!! Casi no se ven ya, es milagrosa, me veo bella y radiante hasta en mis días los peores.
Y he aquí la estúpida y poco sensual paradoja: ahora tengo como 3 arrugas más debajo de mis ojos! Cómo es posible?! Que los costos me persiguen! Unas cosas por las otras!? Ach, por qué? Vean nomás: el gatazo y la realidad, apuntele!!
Sí me siento orgullosa de a mis treinta aún me confundan con gentuza veinteañera, pero pronto mis paradojas saldrán más y más a flote como tener un cabello chino natural cute y miles de canas, y como soy bien floja con lo que sea parecer una doncella, jamás he querido pintarme. Luego tengo pies bien bonitos, y los callos qué!? y con los jean Levis, sí la neta sí doy el gatazo, pero pronto seré una ardilla y no un gatazo!
Qué va, soy una ardilla y por ello me largo a comer mis almendras porque la memoria está fatal, pero si sólo tengo 30! Y como bien decía Blur en los noventa (juventud, busquen la canción), en la genial End of a Century: and the mind gets dirty as you get closer to thirty! However mi querido Damon, la mente es lo único que no da el gatazo, sigue igual de sucia y seguirá, bendito.