Mi vida se ha vuelto una hoja en blanco. Es el periodo de transición de la incertidumbre, del mayor peligro para una persona como yo, tan buena trabajadora como indisciplinada. No he logrado a mis años ponerme mini metas, mini serie de ejercicios que tripliquen mi disciplina, mini logros organizacionales. Para ello, tendría que o leer el libro de los 7 métodos de la gente exitosa, o ir al sicólogo, o vivir constantemente en el último-minuto. Como no hago nada de los anteriores, prefiero dejar todo al "last minute panic". Mi problema, como siempre he dicho, es que yo contraria a lo que dijo el peje, amo a las instituciones. Ellas me sirven de marco legal, de reloj marcando las horas, de eje represor de mi pereza, de Leviatán. Envidio a los alemanes, envidio a los gringos y todo aquel que puede organizar su vida al son de la disciplina. He hecho de todo, post its de todos los colores, olores, formas, con líneas marcadas para las listas de los pendientes, tengo mi moleskine para fruttis di mare, tengo mi black berry, tengo un calendario (de amor) adentro de mi closet, tengo anotadas cosas en mi mano, tengo a mi amiga Lucia de origen germano aún recordando para cuándo es tal y tal cosa, tengo a mi mamá que me llama desde México para mencionar mis pendientes, tengo a mi jefa, tengo a google calendar. Tengo cosas pegadas en el refri, tengo a Guille que tiene un cordón en su brazito cuando debo recordar algo, oops, pero qué era? Tengo todo y nada. Nada porque tengo cero compromiso.
Tengo también tres meses de pereza institucional en la ciudad, cuando todas las mujeres estamos semi desnudas por las calles. Y qué decir de los hombres? Quién quiere hacer algo así? Pues no! nadie. Yo sí, eso es lo peor. Yo sí quiero hacer algo. Quiero rayar mis cuadernos de incertidumbre y ponerles ahí algunas líneas aunque sea sobre qué podría venir en el futuro. Quiero un trabajo glamouroso o al menos uno que me traiga satisfacción. He llegado a un punto en mi vida en el que he alcanzado prioridades muy distintas a las anteriores. No me importaría dejar de lado por un rato mi vida personal por obtener satisfacciones profesionales que impulsen mi vida a un confort emocional muy superior al mundo de las cavernas. Eso, supongo, porque soy feliz conmigo misma, ahora quiero ser funcionaria de la humanidad en serio.
Pero para eso, primero necesito salir de este impasse, ya no hallo a quién echarle la culpa!! a la ciudad? a mi exceso de optimismo? a mi felicidad basada en nada? a que Camila está en España? a que tengo que escribir 6 cover letters desde hace semanas y me sigo haciendo pendeja como si no viera la tormenta enfrente de mi? Odio la incertidumbre, la duda, el azar, la contingencia, la falta de determinación.
Por lo visto, hasta no llegar al pánico del último minuto, no veré nada! Mañana que me levante temprano, iré derechito a la biblioteca a sacar el 7 pasos de las personas exitosas. O quizás deba leer sobre los logros de mis compañeros de 30 para motivarme, dicen que la envidia es el motor de muchas carreras. Jajaja me río la envidia me da pereza. ¿Qué necesitaré?
2 comentarios:
Nena: no te martirices tanto. Mejor disfruta la procrastinación obligada porque luego vendrán trabajos que no te permitirán eso: pensar.
Además, no olvides que ¡te acabas de graduar! Mereces un descanso, así que deja de atormentarte y sal a disfrutar del verano neoyorkino que es un privilegio de dioses.
Por otra parte, ¿cómo que Camila está en España? ¿qué anda haciendo?
Abrazos,
Atzimba, igualmente procrastinadora.
Nena, ya volví. Me estoy poniendo al tanto de tu blog y aquí mis comentarios:
- Relax and enjoy! llevas meses de pura chinga. Date un tiempo para disfrutar!
- Tienes toda la vida para ser funcionaria de la humanidad, ahora inhala, exhala, disfruta de los frutos de tu esfuerzo, retoma fuerza para luego soportar tener que estrellarse una y otra vez con el rechazo laboral, con las frustraciones y con el desánimo; con todo lo que implica un cambio de rumbo.
- no me hagas caso, yo vengo de dos semanas de vacaciones que me han dado más felicidad y vida que toda mi estancia en mi actual empleo. Todo lo veo con demasiado optimismo ahora, así que no soy la ecuanime consejera de siempre.
-y sobre todo, recuerda que PASA NADA!!!
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