sábado, 29 de agosto de 2009

I’ve noticed your lovely French accent!

Ayer fue genial porque se demostraron una vez más las bases de mi prejuicio étnico. Nos metieron en una sala gigante y éramos como decenas de alumnos “internacionales”. Cuando platicaban los gurús de la Oficina de Alumnos Internacionales, la gente estaba cotorreando. Y yo y mis casi 30 años de madurez/intolerancia me decía ¿qué pasa que no se callan? De pronto el Finn preguntó qué cuántos iban a college, y hubo un silencio porque el 80% de los allí presentes, esos babosotes, levantaron el brazo. Mmm, youngs are annoying here and in China, obviamente.

Bueno hablando de la juventud, la platicadora niña de 16 años al lado de mi me contó que venía de Canadá a hacer una licenciatura en business y comentó que era imposible que tuviera 29 años, que me veía cuantimás joven. Diría mi papá, qué te tomas? Nada. Eres mucho más menor que lo menor. Para eso son las inducciones, supongo, y mañana me toca una pero propiamente de mi escuela así que ahí veremos bien de a cómo nos toca.

Pero todo me ha gustado, hasta los adolescentes y las güeras que seguro llegaron de California. A ésas me las topé en la inmensa cola para sacar mi credencial, me encantó porque venían con la mamá, y las tías y las primas, y ésas con sus bolsas de compras. Hasta les tomaban fotos a las dos primas que empiezan en NYU. Mi nueva compañera Norma y yo nos sentíamos muy superiores a eso. 

Me está gustando mucho Brooklyn, bueno y claro que Manhattan, pero Brooklyn es especial. Y eso que desde que llegué ha llovido aunque se siente harta humedad, y yo con bochornos. Me gusta que la gente ande en la calle hasta altas horas de la madrugada. Me gusta más que ande en bicicleta, y mi barrio es simpático, tengo de todo, hasta una pollería que me recordó el Pollo Loco o Pollo Feliz, no sé... Estoy entre negros antillanos y judíos ortodoxos. 

Ayer fui a cenar con mi compañera de departamento, y me dijo que tenía un lindo acento francés. Me dio risa porque me llevó a un muy buen lugar mexicano aunque le haya jurado que aún no me da el jamaicón como dijo otra paisana. No importa, ella me cae bien, es linda y paciente. Además es una "brooklyana" (bueno ahora lo es) muy orgullosa de vivir aquí, y me gusta mucho la casa, huele bien. Ya saben mi manía con los olores: huele a madera, plantas y viejo, y me gusta. Puedo andar descalza porque el piso no es frío. 

Hablando de los sonidos que emito, y no Camila no me refiero a los que estás pensando, lo único raro que he notado es mi voz cuando hablo en inglés, con acento marroquí o como sea, pero sí, mi voz se vuelve más nasal de lo normal! Esperen, me voy a escuchar de nuevo… Pero nunca lo había notado al cantar o al estar ebria. No sé por qué sea, será por qué no abro bien grande la boca al hablar? O es una teoría muy chafa de parte mía? 

Todo se disfruta, como perderme en el metro. Por cierto, gracias lesbi friend por enseñarme a moverme en el metro la última vez, porque sin ti, de plano hubiera llegado más tarde aún ayer a mis super serios compromisos. No me ha dado tanta hambre y qué bueno, porque los precios me tienen infartada, creo que perderé peso, aunque mi mamá me lo haya prohibido. 

Todos esos detalles me tienen de muy buen buen buen humor, hasta la calor.


2 comentarios:

Atzimba dijo...

Ja, ja. Bom-ba, nena

Xavier dijo...

Vaya que te tengo envidia. Tengo que planear mi regreso allá antes de cumplir 40. Pásala bien!