domingo, 16 de agosto de 2009

Vive de tus padres hasta que te mantengan tus hijos

Caminando por un centro comercial lleno de niños y familias ruidosas. A veces creo que mi mamá ya necesita o quiere nietos porque a todos los mira, les sonríe, describe sus inocentes actos, emite sonidos color púrpura pastel y es su pasatiempo pues. Me enfadaría peor, eso sí, si tuviera perros y les hiciera esos mismos cariñitos, pero igual siempre lo hace.

Igual puedo estar viendo hacia otro lado o leyendo una súper revista como Expansión (y “los 36 jóvenes de más de 30 con más futuro en el país”) ella me llama, me jala la camisa, toca mi mano, en fin, se me pone enfrente para que voltee a ver al niño en cuestión. “Son lindos mamá, pero hacen demasiado ruido y si la transparencia me quitó mucha juventud, no me quiero imaginar uno de ésos ahora en mi edad adulta. Además luego crecen pero igual les tienes que pagar los posgrados o sus viajecitos mochileros”. Sí, contestó mi mamá, “dímelo a mi con los que me tocaron”. Y sigo "para amolarlo más, mamá, la única casada es más globalifóbica que Hugo y yo –los amargados- y no quiere hijos, prefiere engrasar su bici y usar productos femeninos ecológicos indescriptibles".

Pero ella sonrió porque justo había una bebé que le recordó las piernas hermosas de su primera hija, y claro, le perdonó su radicalización en cuanto al tema de los herederos. Aeroméxico estaba lleno de niños y niñas y mi mamá era feliz.

Siempre le he dicho que tiene capital social politicoide porque es adorable con todos y platica un chorro. A mis amigos les envía regalos. Y como es buena con los escuincles, la veo como esas mujeres adoradas por otras mamás que luego se vuelven candidatas a la presidencia municipal. Pero no me hace caso.

Entonces me puse a leer la porquería de artículo sobre los Jóvenes con más futuro, me alegré porque jamás apareceré en esas cacas, luego me reí fuerte con una llamada y mi mamá me miró desde arriba de su sentado derecho. Recuerdo la escena: voy a colgar porque me va a decir algo sobre mi falta de arreglo personal (dormí 5 hrs) y sé que la haré reir porque no le queda de otra.

Flora: Nena, ese pantalón ya está muy viejo, tiene hoyos. Me lo dejas con tus otras cajas, verdad?

Nilbia: No se ven los hoyos si no me abro de patas al sentarme.

F: Sueles hacerlo demasiado. Eres peor que tu padre.

N: Mamá, es bien sabroso sentarse así, por qué debería ser sólo para los hombres? Es más, he visto a papá cruzarse de piernas. Ves, soy más hombre que él y tengo más pelo… Volviendo al tema, pos me lo puedo llevar, y allá tras unos rudos meses, a la chingada, no jefita? Los hoyos me sirven de ventilación por aquello del pinche bochorno.

F: Sale pues Nilbita. Bueno, pero eso sí, ya deberías moderar ese lenguaje, especialmente ahora que te vas a otra ciudad.

N: Pero allá hablan inglés. Al contrario mamá, ahora es cuando debo lucir mejor con mi sútil lenguaje nativo. O quieres que empiece a pochear como los primos? Allá puedo ser naca y no limitarme.

Mi hermano es una fuente inagotable de sabiduría. Se fue hace casi dos años a estudiar una maestría a Francia y bendito que vuelve a ocupar mi lugar. El punto es que dice que le cagan los franceses (pero también le caga el DF, y le molesta la actitud de los canadienses), y como él es un“naco fino”, allá lo puede explotar. Cada vez más guarro pero eso sí, mamonea con su acentete nasal hasta en español.

Mi papá llegó mucho más tarde de Tabasco y me regaló una linda bolsa para mi mac típica de Chiapas. Me gustó de verdad porque tiene bordadas unas flores lindas, muy suave al tacto. Me la regaló porque el viernes me gritoneó por no saber comprar un puto boleto con millas. Por eso llevé a mi mamá y a él lo recibí con un gran abrazo. No alarms.

2 comentarios:

Trendy dijo...

Nena, ahora que tienes tiempo libre deberias escribir para mi blog, por que yo lo tengo muy descuidado. Tu madre es una santa, y no lo digo solo para que me mande regalos, que ya lo ha hecho, sino por que te aguanta!!!!

Xavier dijo...

Es cierto lo del lenguaje en otro país. Yo hablaba como el más culto de los literatos hasta que me fui al gabacho. He incomodado a albañiles desde que regresé. Además se me hizo una mezcla de acentos chileno-tapatío-leonés por llevarme con pura gente de esos lares. Yo digo que tengo acento de Aguascalientes porque nadie sabe cómo es ese acento y porque me gusta que el gentilicio sea "hidrocálido" o, mi preferido, "hidrocachondo"...