lunes, 22 de febrero de 2010

Gringos II .... y más prejuicios


Vengo de una familia que no respeta a los gringos. Mi papá los solía odiar y a mis once años me pasó "ahí pa mi conocimiento" el clásico Las venas abiertas de Latinoamérica. Mis maestros franceses los insultaban a cada clase y la neta eso me agradaba mucho. Sí, yo me uní a la causa, pendejos gringos. Luego entré a una escuela americanizada y un día discutiendo con mi papá sobre la posibilidad de crear una revolución en México me gritó encabronado que me había vuelto una priista y además pro gringa. Gueno, yo no más le contaba de Sydney Tarrow y Marc Lichbach y esos dioses -gringos- de los movimientos sociales, y concluí que su revolución la fuera a buscar a otro país. Priísta y pro gringa. Ambos detalles me hundieron en una gran indignación. Ni uno ni el otro mencioné a mis 22 años. Me burlé horas de mis profesores cuando aplaudieron mis dotes de investigadora y que por qué no la academia en una Ivy league gringa, ya he hablado de este tema absurdo. Por supuesto que 10 años después soy más honesta conmigo misma y digo a bronco pecho que sí, realmente creo que los gringos han hecho las cosas de forma distinta. Sólo con mirar la frontera entre tijuana y su lado paralelo gringo uno dice "pos sí, pos sí". Pero las preguntas vienen con la experiencia, no sólo con la mamadora ambición de descubrir el hilo negro. Tuve un súbito antojo de naranja cortada a la mitad, mmmm. Perdón. No hay perfecciones, ni una. Aquí no son perfectos, nadie tiene que venir a decirme.
Y heme aquí (todo lo que ya saben). Recordando mis juntitas en el cide donde los pro gringos nos trataban de lavar el cerebro, yo aún resistía y decía "peste soient les putains d'américains de merde, protège moi Pierre Bourdieu, avec ta sociologie, l'histoire et la science po europeenes" (no ubico mis acentos tras pocas horas de dormir). Y heme aquí, ni hablar...

Y en ese tesitura, hoy tuve una idea genial. Motivada por supuesto por mi pestilente y petulante pretensión de superioridad sobre mis colegas (pretensión proporcional directamente a mi cabello, entre más largo, más mamona), gringos e internacionales (no todos, a muchos los respeto). Estaba yo explicándole a la vasta mayoría qué demonios veíamos en clase. No podía creerlo. Yo explicándole a estos cerdos capitalistas la lógica del mercado detrás de su vida diaria, pero mi inglés tenía que explicar no sólo de mate y economía -cosa que uno diría bueno ok es legítimo que gente intelectual no sepa de números- pero sobre ¡quiénes demonios fueron los actores importantes durante la Guerra Fría! que qué bonitas intervenciones de los gringos en los países “mal vibrosos”, y los rusos, y sus desplantes y sus miles de porquerías (uno debe emplear el lenguaje que entienden, quién es malo y quién es el bueno, obvio Patrice Lumumba del ex Congo belga es el chido). Empecé a sospechar que no hacen uso de sus impresionantes bibliotecas. Más de miles millones de ejemplares que cualquier ñoño envidiaría (lo admito, me fascina oler sus viejos libros, y quisiera vivir ahí y tener tiempo de leer más -ay sí ya basta de mentiras, soy eso, una farsante, una ñoña, una matada). Y eso que NYU es una nueva Ivy League y la madre. Y hace unos días teníamos que escuchar a los gringos proporcionando sus grandes ideas sobre qué demonios podrían ser las razones por las cuáles un pobre no tiene acceso a seguros de vida. Al principio pensé, bueno quizás estos muchachos realmente están intentándolo. Es que su pobreza aquí está de risa, yo soy pobre aquí! Y hasta reprimí el sentimiento patriotero tercer mundista en mí No, no, hay que darles chance. Y el miércoles pasado concluí que no, que neto merecen una calentadita y que yo me sentaré ahora con los que tienen beca de Oprah, orgullosa con africanos y viva el tercer mundo. Es indignante -y lo digo en este blog que es sumamente poco serio- que los presuntos futuros dirigentes de este país, y por ende, de las organizaciones domésticas e internacionales de más poder, más sacalepuntita, más presupuesto, más influencia en el mundo y que a su vez tomarán las decisiones con respeto a nuestros países en desarrollo, y cuyas NPO más hippies y orgánicas tengan como misión empoderar a los zoques popolucas sin siquiera interesarse en la política interna de otro país y que claro quieren ir a nuestros jacales a sacar de pobres a los tzotziles, no entiendan el concepto de pobreza, y lejos de eso, se animen a ser servidores públicos mundiales sin tener un poco de capacidad de empatía y humildad. Pobreza no es sinónimo de pendejez! Imbéciles ellos que nunca han salido de su costa Este con barredoras de nieve de mega nivel más chingonas que toda la red de aguas sucias de mi municipio natal panista (iuk) y que bueno, obvio como Washington no es Chicago, 30 cm de nieve descontrola su boussole interna (no sé cómo decirlo en español) y la capital democrática de Estados Unidos, y del mundo. Y hoy otra vez tuve que reprimir el dolor de saberme mínimamente superior a ellos en cultura, en mesura, en todo. Qué estaban deprimidos porque se dan cuenta que sus instituciones son una basura! A ver animales cómo les explico. Pero no! No todos son así, yo sé qué no, yo tengo amigos prometedores, encantadores, humildes en su espiritú intelectual, y además no entendería cómo voy a mis clases feliz por tener maestros geniales y vacas sagradas a la vuelta de la esquina en el edificio de economía o ciencia política o por la 116 st cercas de Harlem. Mi idea genial fue: ¿qué tal que me aviento un doctorado en la costa oeste? Quizás allá sí me junte con la crême de la crême intelectual. Una vez más agradezco no sólo mi represiva educación afrancesada sino la obsesión de mi padre por enseñarme a leer periódicos, revelarme, consultar libros. LIBROS. Sí. aún siendo fan de Simon & Garfunkel. Y gracias a mi mamá, Javier y JC por dotarme de todo lo de Mafalda durante los últimos 30 años de mi vida (desde lo que venía en el Excélsior hasta lo más caro vendido en Sanborn's). Y gracias a mis maestros franceses amantes de México que en 1996 me lavaron el cerebro y me creí el cuento de venir de los países del futuro y Patrice Lumumba se volvió en unos de mis ídolos románticos de mi adolescencia, pero me acuerdo y pienso que no puedo creer que los gringos no lean un poquito más (Amanda si lees esto, esto es un poema de amor). Y si me caso con un gringo, deberá ser muy astuto el cabrón, leído y de Brooklyn. Y yo idiota y procederé a tragarme mis palabras como ya lo he hecho con respecto a estos gringos.
Qué bonito es volver a estudiar. Me gusta.

3 comentarios:

Atzimba dijo...

Nena:

¡Esta fase tuya de ñoñez no me agrada ni un poco! Hace mucho que no platicamos y te epstraño :'( !

A ver si ya me pelas.

Te quiero,

Nilbia dijo...

Gracias mi Mega, la veldad es que sí ya volví a lo mío. Cierto, judío, y rico si es posible.
Y tú nena, te tengo no-ve-da-des. Pues sí también extraño mis tardes de verano mirando al Jefe Gorgori y rascandome la panza mientras los esperaba para chelear!

Anónimo dijo...

Manis, tnego un sentimiento encontrado con tu blog, por una parte me da gusto que estés tan bien, pero por otro me deprime ver de qué forma estoy perdiendo el tiempo.

Besos,

Agri